viernes, julio 15, 2016

La creatividad esconde y bate sus alas cuando menos te lo esperas.


Autorretrato




Soñé que bajaba la montaña a saludarme:

- ¿Qué tal le va la mañana?
- ¿Quiere usté que le responda de verdad o de cortesía?
- De cortesía claro, nunca he pretendido saber qué tiene en las entrañas, sus problemas son suyos, no míos.
- Entonces hace un día estupendo y por tanto mi día también es estupendo. ¿Y usté, qué tal la familia?
- Bien, los árboles crecen, los pájaros cantan. Qué más le puede pedir uno a la vida.
- Qué bueno es oír las buenas nuevas, y qué agradable está la mañana; vaya usté con Dios.
- Con Dios.

La montaña se alejó por donde vino, hasta que el sol se escondió en su gran regazo.
Yo me quedé a solas, con mi conversación anodina y mi ser insignificante.
¿Y a quién le cuento yo mis problemas? Pensé.
Tal vez no tenga que contarlos, mas puedo dibujarlos.

En ese momento, cuando los dedos se deslizaban por el lápiz se acercó un petirrojo, intentando comerse mi goma de borrar. 
Me espetó: - ¡Menuda estupidez dibujar los problemas!, Uno tiende a regodearse en lo malo, vaya usted a saber por qué. Los problemas no le llevan comida a los hijos.

-¡Calla pajarraco! Contesté. -¿Qué sabrás tu de problemas? Un ser tan pequeño... no sabe lo que es pensar, pensar, pensar y darle vueltas a todo sin parar...

- No necesito saberlo, me preocupo de lo importante, que es lo que tú deverías hacer.
- No me hables de tú, que no te he dado permiso.
- Vaya tontería, mezclas las cosas. No vas a lo importante.

Lo importante...

Y.V.M
15/7/2016

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